TOUCH (1ª Temporada)‏

Ya antes de ver la serie la premisa argumental me parecía demasiado rebuscada. Era material quizá para un episodio de relleno de Fringe, y poco más. Un niño autista es capaz de ver en una secuencia de números cómo se desarrollarán las relaciones entre las personas. Todos estamos relacionados y bla, bla bla, dejé de escuchar en este punto porque no me interesaba lo más mínimo. La forma en que tratan las mátemáticas cómo si fueran magia insulta la inteligencia de cualquiera que no sepa absolutamente nada de matemásticas más allá de la tabla de multiplicar. Estoy seguro de qu emás de un matemático se ha arrancado los ojos después de ver cómo su ciencia es vilmente pisoteada en esta serie. 
La cosa funciona asi: Jake, un niño de once años, no ha dicho una sola palabra en su vida pero tiene un talento especial para los números. Es un autista, es obvio, pero por algún motivo nadie en los doce capítulos de los que componen esta primera temporada lo llama así. Al parecer la palabra es tabú. Es un niño "especial". El caso es que este niño es capaz de deducir de una serie de tres números (no una ecuacuiín o algo más complejo, no una secuencia totalmente anodina cómo por ejemplo 318) que alguien perderá su móvil y será adquirido en Japón por una chica lo cual impedirá un ataque terrorista en Iraq. En serio. No estoy exagerando. Si me hubiesen dicho que el niño ve el futuro lo habría aceptado cómo un fenómeno paranormal que puede ocurrir en el mundo de la serie, pero si me dicen que eso tiene una explicación matemática que a todes luces es falsa... la suspensión de incredulidad necesaria para entrar en el juego que propone la serie simplemente se va al carajo.
Partiendo de aquí, y a pesar de haber oído hablar bien de la serie la verdad es que mi actitud era la de encontrarle fallos a los guines cómo pasatiempo. Y en ese sentido es un festival. Claro, por el mismo punto de partida de la serie todo, ABSOLUTAMENTE TODO lo que pasa en la serie ocurre por casualidad. Nada tiene que tener lógica ninguna ni las causas seguirse de consecuencias. Todo sale bien porque Jake sabe que si manda a su padre a una dirección eso cambiará la vida de una persona con la que se encontrará por casualidad, lo que a su vez hará que un israeli pueda casarse con su novia Palestina a medio mundo de distancia. Así. Porque sí. Y lo sabe porque ha visto en número 2217. O el 9,5. Había visto guionistas vagos, pero como estos ninguno.
A pesar del desaguisado, hay qu eadmitir que se esfuerzan por arreglarlo. En un punto entra en juego la Cábala judía y dan a entender que el niño es una especie de sabio iluminado por Dios. Lo que me parece más creíble que lo de que sea un genio de los números. Y recurren a los tópicos con cierto acierto. Una misteriosa compañía quiere hacerse con el niño. Se descubre que ya hubo una niña con la misma habilidad que desapareció en circuntstancias misteriosas. A pesar del formato de episodios autoconclusivos una trama principal se hace un hueco y los personajes van reapareciendo y resultando estar conectados entre ellos. Casi parece que Tim Kring, creador de esta serie y conocido por haber creado antes "Heroes", tenga un plan para el futuro de la serie. Esperemos que no decaiga con la misma velocidad con la lo hizo su anterior serie, porqu eno tiene mucho margen para empeorar.
La otra caracterísca fundamental de la serie es su ñoñería. Esta puede que hasta a más de una le parezca un acierto. Las situaciones sensibleras de telefilme se suceden cómo plañideras en un funeral siciliano. Tenemos enfermedades terminales, niños abandonados por sus padres, negocios a punto de ser embargados por el banco, un amor imposible a lo Romeo y Julieta, una madre que se resiste a creer que su hija murió y sigue buscando y, cómo no, gente traumatizada por el 11S. Eso sin mencionar que la serie se centra en los esfuerzo de un padre, Kiefer Sutherland, que lucha por comprender a su hijo autista. 
Con todo esto, y aunque no venía nada preparado para admitirlo, hay algo en la serie que funciona. Desde luego no son las grandes interpretaciones ni la forma facilona en que todo acaba bien y todo se resuelve como si nada en el último momento. Pero la serie tiene ritmo, con sus constante salto de un personaje a otro, con su constante aparición de nuevos personajes que podrían o no tener una gran importancia en el momento menos esperado y en la forma en que todo encaja al final. Aunque el formato se repite en todos los capitulos y no creo que tarde en hacerse repetitivo, lo cierto es que lo que no puedo decir es que me haya aburrido viendo la serie. De hecho encuenro un placer perverso en señalar todas las cosas que no cuadran o cuadran simplemente porque al guionista le apetece, todas las reacciones que no tienen sentido y todas las veces en las que completos desconocidos creen sin dudar lo que les diga el protagonista cuando viene a decirles "te parecerá una lucura, peor creo que estamos destinadosa interactuar d ealguna forma no determinada que se hará obvia en breve por pura casualidad".

Veredicto: 7 Plagada de fallos y, aun así, bastante entretenida.

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