FANTASMAS, de Chuk Palahniuk

Leyendas urbanas de nuevo cuño, reflexoputas, prolapsos anales y muñecos repletos de semen.
Y lo deja ahí, para volver luego sobre el tema dando un rodeo inesperado. La verdad es que funciona. Las páginas pasan ante tus ojos sin que te des cuenta mientras intentas descubrir qué nueva salvajada va a salir de la mente enferma del autor. Sin embargo toda esta recopilación da la impresión de ser demasiado. A Palahniuk se le ha ido de las manos su propia leyenda. Intenta tan deseperadamente superarse a si mismo que no lo consigue. Acaba por inmunizarnos por acumulación masiva de golpes de efecto. Los relatos
están vagamente interrelacionados a través de una trama principal. Un grupo de aspirantes a escritores se aislan del mundo para escribir sus respectivas obras maestras. Esta historia que pretende servir de cemento entre los relatos sólo consigue hacer más largo y pesado. En lugar de servir de vía de escape, sólo añade más animaladas dispuestas de forma aséptica en riguroso orden ascendente. Los personajes, demasiados y poco perfilados, no usan sus nombres, sino que se refieren unos a otros por motes. Camarada Sobrada. Agente Chivatillo. San Destripado. Los problemas que tienen son los que se han buscado. Ninguno logran despertar simpatía. Ni odio. Nos dan igual. En sus respectivos relatos nos cuentan su vida. Todos escriben igual. Escriben cómo Chuk. Los relatos son buenos, por separado, pero por amontonamiento acaban resultando predecibles.Una montaña indiferenciada de leyendas urbanas de nuevo cuño, reflexoputas, prolapsos anales y muñecos repletos de semen.
Veredicto: 7 Palahniuk tiene un estilo propio y diferenciado, y eso no es poco. Los relatos son impactantes. Incluso buenos. Se devoran con extrema facilidad. Pero no logran evitar que el libro se haga largo y repetitivo.
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