FUEGO DESDE EL CIELO, de Mary Renault

Cuando uno se aficiona a leer sobre los romanos, corre el grave riesgo de acabar queriendo leer también sobre los griegos. Cuando la adición llega a ese estado tan avanzado es inevitable acabar pasando por Alejandro Magno. De hecho, incluso cuando me salí completamente del tema este verano y leí sobre las guerras napoleónicas, me encontré con un Napoleón obsesionado por superar a Alejandro. No, Lady Gaga no ha tenido nada que ver, os lo aseguro. Una vez decidido a abordar el tema, me pasé por his-libris.com, una página sobre libros de historia en general y sobre novelas históricas en particular, con unos foros de lo más animados. Mi objetivo no era otro que el de decidir cual de las muchas novelas sobre Alejandro Magno debería leerme, puesto que hay pocos personajes que hayan sido tratados tan a menudo y no tenía intención de leerme dos docenas de libros sobre el tema. Después de mucho pulular por los foros me decanté por la trilogía de Mary Renault sobre el tema, que además de ser, por poco, la mejor valorada por los miembros his-libris (y, creedme, hay gente ahí que se lo ha leído todo sobre cualquier tema) tenía la ventaja de cubrir en su tercera parte un tema que me interesa particularmente: lo que pasó en los años siguientes a la muerte de Alejandro y cómo se dividió su imperio.Así pues empecé con "Fuego desde el cielo", que cubre la infancia y la adolescencia de Alejandro, hasta justo antes de empezar su conquista del Imperio Persa. La autora inglesa (que a nadie le confunda el apellido) trae a la vida con sorprendente vividez la Macedonia de finales del siglo IV y nos cuenta cómo era la vida en aquellos tiempos sin que parezca que se detiene para hacerlo, pintando un retrato preciso y creíble de la personalidad, no sólo de Alejandro, sino también de las tres personas que más le influyeron: Su padre, el rey Filipo II, que unificó Macedonia, sometió las ciudades Griegas  y fue el verdadero pilar sobre el que se apoyaron las gestas militares de Alejandro. Su madre Olimpia de Epiro, con reputación de bruja y en lucha constante con su marido, una astuta manipuladora que nunca deja a Alejandro estar seguro de que Filipo sea realmente su padre y hace lo imposible por mantener su influencia sobre él. Y Hefestión, su mejor amigo y amante, que con su apoyo incondicional le ayudará a soportar las exigencias imposibles de sus progenitores.
Este enfoque, basado en las relaciones entre los personajes más que en las batallas y las conquistas (que también las hay) no será del gusto de todo el mundo. El lector de novelas históricas de romanos y griegos está habituado seguramente a otra manera de contar la misma historia. La que nos cuenta cuantos soldados había en cada batalla, cómo iban armados y que maniobras realizaron. Qué artimañas llevaron a unos a la victoria y que falta de previsión llevó a otros a la derrota. Pero es ese "toque femenino" lo que separa esta novela de las otras y la abre a un público más grande. No puedo acabar sin mencionar que, además, esta es una de esas novelas que están tan bien escritas que es un gusto leer por leer, sólo por el elegante uso del lenguaje, si eres de los que les gusta leer. Por el contrario, si prefieres el estilo descafeinado y fácil de leer de un best-seller, puedes acabar embarrancando ante tanta poesía. (Sin venir al caso: yo la leí en inglés, algo que normalmente no me supone un problema, y me encontraba con multitud de palabras que no conocía, algo que habla de la riqueza de vocabulario de la autora).

Veredicto: 8,5 Evocadora y sutil, tal vez demasiado para algunos paladares.